Sólo en las ensoñaciones encontramos libertad absoluta.
"Estudio para autorretrato" es un intento de organizar todas las ideas y apuntes que he venido realizando desde hace muchos años y que han surgido no sólo de un intenso trabajo de investigación y experimentación sino, también, de mi propia experiencia de vida y sueños.
El nombre de la compañía, tomado de una serie de obras pictóricas de Francis Bacon, intenta, al igual que el pintor, presentar la realidad de una manera distorsionada, como un recuento de alucinaciones que amplíen, finalmente, la perspectiva de comprensión de la existencia a través de dimensiones desconocidas, reprimidas o nunca antes experimentadas.
Comprendo todas las obras que escribo como piezas totales en las que se integran no sólo parámetros teatrales sino, también, música, danza contemporánea y otras artes visuales, En cualquiera de los casos, mi idea básica es que he de ser yo mismo el que maneje todos los lenguajes -a excepción de la interpretación- con el fin de lograr una unicidad estética que caracterice el sentido de lo representado.
La fusión danza-teatro y mi obsesión por descubrir nuevos lenguajes expresivos, convierte todas la piezas que escribo y dirijo en un reto al sistema debido a la liberación e independencia de las formas de expresión que finalmente se generan.
En la actualidad, la compañía se encuentra explorando los límites de las relaciones entre personas, la sexualidad y la violencia en una obra que escribí a principios del año 2012. La obra, titulada “Clímax, tragedia vampírica”, ha obligado tanto al director como a sus propios actores, a buscar nuevas técnicas que permitan generar la intensidad requerida para el desarrollo de las secuencias. Y es ésto, precisamente, la exploración incesante de nuevas formas, lo que nos ayuda a alejarnos de una de las mayores lacras que sufre el individuo actual: la estandarización del arte.
Siempre he contemplado las artes escénicas como un vehículo que me permite visualizar una nueva realidad alejada de cualquier forma cotidiana. Para cumplir estas expectativas, necesito diseñar obras diferentes; obras que se caractericen por un flujo constante de imágenes turbulentas producto de la imaginación, los sueños o el delirio; obras que conviertan, finalmente, al espectador en un superviviente.
De esta forma, "Estudio para autorretrato" desafía a las estructuras convencionales de pensamiento, a los mecanismos de la razón, materializando sobre la escena historias de múltiple comprensión e interpretación, un gigantesco hormiguero pop en el que se integra una imaginería underground que muchos individuos tratarían como desperdicios.